Reflexión sobre el artículo “Hacia sociedades de saberes compartidos”
(Alain Ambrosi, Daniel Pimienta y Valérie Peugeot)
Desde hace una década la expresión “sociedad de la información” ha tomado una especial relevancia a la hora de describir la actualidad política, económica y sobre todo social. La llegada masiva de las tecnologías de la información a nuestras sociedades ha propiciado que se dirija la economía mundial entorno a la información: la economía globalizada no sería tal sin el soporte de unas infraestructuras dónde fluye la información vertiginosamente. La información ha tomado el carácter de motor económico como así lo fuera la competencia económica en el liberalismo o la economía planificada para el comunismo.
(Alain Ambrosi, Daniel Pimienta y Valérie Peugeot)
Desde hace una década la expresión “sociedad de la información” ha tomado una especial relevancia a la hora de describir la actualidad política, económica y sobre todo social. La llegada masiva de las tecnologías de la información a nuestras sociedades ha propiciado que se dirija la economía mundial entorno a la información: la economía globalizada no sería tal sin el soporte de unas infraestructuras dónde fluye la información vertiginosamente. La información ha tomado el carácter de motor económico como así lo fuera la competencia económica en el liberalismo o la economía planificada para el comunismo.
Sin embargo, la nueva iniciativa económica recibió sus primeras críticas desde los años 90 puesto que algunos movimientos pusieron de manifiesto que la información debería seguir siendo, ante todo, un bien público y preconizan aún hoy una regulación y una gobernabilidad pública a la altura de los grandes desafíos de la era de la información.
Afortunadamente para estos primeros críticos han emergido procesos de producción informativa cooperativos y de autoproducción, de creación por los mismos utilizadores que nacen y compiten con tentativas de construcción de posiciones monopolísticas (como puede ser Microsoft, Google).
Las fuentes de información corresponderán inevitablemente a todo tipo de sociedades, plurales, que intercambien todo tipo de noticias, sensaciones, opiniones, para que se contrasten unas con otras. Las nuevas tecnologías han de dejar expresar y aumentar la creatividad, hacer circular los conocimientos, abrir los patrimonios de saberes a los más pobres, mestizar las culturas, respetando al mismo tiempo su diversidad, rechazar las regresiones religiosas nutridas por la ignorancia, proteger y promover las libertades, no confiscar la palabra. Crear un entorno propicio para que se desarrolle el deseo de comunicar, de ser y de hacer juntos. Palancas, todas ellas que están a nuestra disposición para poner la información al servicio de una dinámica de paz, de respeto y de solidaridad. Al servicio de las sociedades de los saberes compartidos.
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